La regulación emocional es muy importante para afrontar un conflicto exitoso.
Trabaja con tus hijos para hacer una lista de todas las acciones permitidas que pueden tomar cuando se sienten molestos, irritados o enojados.
La lista puede incluir cosas que tu hijo tiene ganas de hacer pero que no está permitido (por ejemplo, golpear a un hermano, lanzar un juguete, huir) y cosas que tu hijo puede hacer en su lugar (por ejemplo, golpear una almohada, lanzar una pelota de fútbol al aire libre, correr alrededor de la casa 5 veces).
Al crear un "contrato de conflicto", cada miembro de la familia tiene un conjunto de límites dentro de los cuales trabajar hasta que pueda resolver un problema y una solución.
Pruébalo: Escribe estas acciones (¡o deja que los niños más pequeños las garabateen!) Y deja que todos los miembros de la familia las firmen, ¡luego publícalas en el refrigerador!
Nuestros hijos tardarán años en aprender cuánto valdrá la pena el trabajo de las relaciones familiares (después de todo, ¡muchos de nosotros, los padres, todavía estamos aprendiendo esto!).
Pero la buena noticia es esta: están aprendiendo todos los días.
Con cada recuerdo positivo, experiencia compartida y conflicto reparado, darán pasos hacia una amistad brillante y hermosa en los próximos años.