¿Alguna vez escuchaste el dicho: "Cuanto más pasivo es el juguete, más activo es el juego?"
Debido a que los juguetes abiertos no vienen con una plantilla, mapa o instrucciones, el niño no necesita cumplir con ningún conjunto de estándares para el juego operativo.
En resumen: ¡el cielo es el límite!
Un juguete abierto ofrece al niño una oportunidad ilimitada de explorar, descubrir e interactuar con su mundo.
¿El resultado? Una imaginación en ciernes, una confianza creciente, una mayor creatividad, sin mencionar una mayor competencia en la motricidad fina, la motricidad gruesa y las habilidades cognitivas.
“Los juguetes tienen una poderosa influencia en el pensamiento, la interacción con los compañeros y la expresión creativa de los niños. Una tendencia que está surgiendo de nuestros estudios puede servir como guía para las familias cuando eligen juguetes: lo básico es mejor ". - Jeffrey Trawick-Smith
Debido a que los juguetes básicos y abiertos requieren que el niño sea proactivo (en lugar de reactivo siguiendo un protocolo específico), este tipo de juego ofrece lo que los investigadores de Harvard llaman la pedagogía del juego: una trifecta de elección, asombro y deleite.
“La Elección permite que los niños fijen metas, desarrollen y compartan ideas, establezcan reglas, negocien desafíos y elijan cuánto tiempo jugar. El Asombro se refiere a niños explorando, creando, fingiendo, imaginando y aprendiendo de prueba y error. El Deleite se parece a la felicidad: los niños sonríen, ríen, en general, se sienten cómodos y a gusto ".
Solo piensa: todo eso con un batidor de alambre.